Una arquitectura de ayer y de hoy
El Museo de Arte de Nantes ha sido objeto de obras importantes durante 6 años de cierre. Han permitido responder a las normas contemporáneas de conservación y aumentar un 30% la superficie de exposición.
Dirigido por el estudio británico de arquitectura, Stanton Williams, el proyecto de ampliación y de reforma realza tres edificios que, debido a su arquitectura, son el reflejo de sus respectivas épocas: el Palacio, la Capilla del Oratorio y el nuevo Cubo.
El Palacio
Este majestuoso edificio respeta los principios de los museos del siglo XIX como Lille o Amiens: un edificio organizado alrededor un patio central, cubierto de una cristalera con iluminación cenital. Este Patio da acceso a un doble circuito de galerías que lo rodean en la planta baja y la primera planta, a través de una escalera monumental.
El estudio de arquitectura Stanton Williams ha transformado la imagen vetusta del Palacio en un museo contemporáneo luminoso, vivo y acogedor. Esta evolución completa y respeta la arquitectura existente al reunir, al igual que para las colecciones, lo antiguo y lo contemporáneo.
La Capilla del Oratorio
Situada en la place de l’Oratoire y construida en el siglo XVII, la Capilla del Oratorio era originalmente un edificio religioso. Sin colaterales ni deambulatorio, respeta la planta de cruz latina. Lugar de culto hasta 1772 y, después, convertido en bien nacional, sus funciones variaron durante cerca de 200 años siendo sucesivamente sede del tribunal criminal, hospital, granero de forraje y cuartel de la gendarmería. Adquirida por la Ciudad en 1963 por el precio simbólico de un franco, la Capilla se abrió al público en 1989. Después de la reforma del museo, desde entonces forma parte integrante del Museo de Bellas Artes de Nantes y acoge exposiciones temporales.
El Cubo
Nexo de unión entre pasado y presente, este nuevo edificio inaugurado en 2017 está completamente dedicado al arte contemporáneo y representa una amplia parte de las colecciones del museo. Más de 2.000 m² están repartidos en 4 niveles comunicados con el Palacio por una pasarela colgante. Los arquitectos se esforzaron por establecer minuciosamente una coherencia entre el antiguo edificio y el nuevo, sobre todo con la presencia de luz natural y del color blanco de la toba. Auténtica proeza arquitectónica, un magnífico muro cortina translúcido de mármol y vidrio laminado está colgado a lo largo de la escalera.
Una luz natural mejor regulada
En las grandes galerías en la primera planta del Palacio, los arquitectos decidieron explotar la luz natural al servicio de la estética y del entorno. Se han reformado los 3.500 m² de cristaleras y se han sustituido por capas superpuestas de vidrio, telas tensadas y estores modulables para controlar la luz conservando al mismo tiempo el efecto de la nube que pasa por el cielo, que recuerda el encanto de los talleres de los artistas de antaño.
Esta decisión está asociada a medidas que permiten reforzar la inercia térmica natural del edificio y, de este modo, reducir su consumo energético, superando claramente los objetivos de Alta Calidad Ambiental.
Un museo más democrático
Este nuevo museo abierto a la ciudad invita a los viandantes a dialogar con las obras de arte directamente desde la calle. Se ha eliminado el pórtico a lo largo de la fachada principal del Palacio y su estrecha escalera de acceso, y se han sustituido por una nueva plaza. Este lugar de encuentro y de descanso forma un espacio público acogedor y accesible a los viandantes.
Esta cercanía con el Museo de Arte también se ilustra con las vitrinas que se encuentran en varias fachadas del museo. De este modo, los viandantes pueden ver una parte de las colecciones desde las calles Georges-Clemenceau y Gambetta. Esta idea de transparencia refuerza la voluntad de llevar el arte a la calle y al público al museo.
Dado que el público figura en el centro de este nuevo proyecto de institución, los espacios y servicios se han pensado especialmente para responder a las diferentes necesidades y hacer que el arte sea accesible al mayor número de personas posible. A partir de ahora, el sótano del museo propone un auditorio de 144 plazas en el que se pueden celebrar conciertos, espectáculos, conferencias… y talleres pedagógicos para crear y experimentar.
También ofrece una comodidad de visita óptima para las personas discapacitadas. Disponen de múltiples herramientas para compartir e intercambiar opiniones en torno a las colecciones: planos táctiles, aplicación móvil Ma Visite (Mi Visita), textos en caracteres de gran tamaño y bucles de inducción magnética para personas con discapacidad auditiva.
La voluntad de Stanton Williams para una reorganización de los espacios ha consistido en crear un recorrido museográfico y arquitectónico coherente, al servicio del arte. El viaje a través de las ricas colecciones del museo le invita a pasear por el centro de una destacable variedad de espacios arquitectónicos siguiendo un recorrido continuo por la historia del arte, de los siglos 13 al 21.